viernes, 3 de febrero de 2012

El secretario de Estepona denuncia a la Junta una batería de irregularidades

EL PAÍS

El habilitado nacional acusa al gobierno del PP de impedirle realizar su labor


José Manuel Duarte, el secretario adjunto de Estepona (Málaga) ya no puede más. Este habilitado nacional de carrera ha comunicado a la Junta de Andalucía toda una batería de irregularidades supuestamente cometidas por el gobierno de José María García Urbano (PP), que le impiden desempeñar sus funciones en este consistorio.
José María García Urbano en un acto electoral.
 / JULIÁN ROJAS

En un escrito de cuatro folios, Duarte habla de los problemas que ha tenido para que se incluyan sus objeciones en el acta de una Junta de Gobierno Local en la que se aprobó la privatización de servicios municipales el pasado 4 de enero. También asegura que el alcalde ha delegado las tareas de contratación, propias de un habilitado nacional, en una abogada; que se le niega sistemáticamente el acceso “toda información municipal”; y que nadie firma “acuses de recibo” de sus escritos, entre otros asuntos.

El funcionario ha informado a la Junta porque la administración andaluza tiene competencias disciplinarias sobre el trabajo de los habilitados nacionales, además de la función de supervisar las actas de plenos y juntas de gobierno de los ayuntamientos. “Estaría cubriéndose las espaldas por si actúan contra él”, consideran fuentes jurídicas.

El secretario adjunto expuso su situación al departamento jurídico de la Junta y le solicitaron un informe. El documento se registró en la delegación del Gobierno de la Junta de Málaga el 27 de enero. “El siguiente paso sería reclamar información al Ayuntamiento”, explican fuentes del Gobierno andaluz. Una portavoz del Consistorio esteponero aseguró ayer que no tienen constancia de la existencia de este escrito, por lo que rehusó valorar su contenido.


El funcionario dice que le niegan información pública y que nadie firma los "acuses de recibo" de sus escritos
El primer episodio que relata Duarte es su participación en una Junta de Gobierno Local el 4 de enero, cuando el Secretario General, José Gustavo Rubio, estaba de vacaciones. “Fui convocado a una Junta de Gobierno Local, extraordinaria y urgente, que debía de celebrarse media hora después, sin que me comunicaran el orden del día”, detalla. El secretario asegura que, cuando llegó, comprobó que faltaban “tres de los siete” miembros de la junta, y que, según la documentación del expediente, no habían sido convocados. “Expuse mis dudas acerca de la convocatoria y de la validez de lo que allí se aprobara”, comenta. Sin embargo, siempre según su relato, el alcalde le “ordenó” seguir la sesión y así lo hizo.

Aquel día se iba a aprobar la privatización de dos servicios públicos, el alcantarillado y la limpieza de edificios, por lo que el funcionario les adelantó que haría constar en el acta que no había tenido tiempo de examinar los expedientes y que “declinaba cualquier responsabilidad de sobre los mismos”.
A partir de ese momento comenzó un tira y afloja por ver quién redactaba el certificado de esa reunión. Según el secretario, dos empleadas municipales trataron sin éxito que firmara un acta en la que no figuraban sus objeciones. Él tampoco logró que el alcalde rubricara el acta que, como secretario, había elaborado. “Ignoro si el acta ha sido remitido a los órganos supramunicipales, como es preceptivo”, comenta Duarte. El habilitado nacional mantiene que contó lo ocurrido al Secretario General cuando regresó de su descanso, pero que Gustavo Rubio “se negó a recibir los documentos alegando que ya conocía la situación”.